Estoy sentado esperado que empiece a embarcar el avión que me llevará de Buenos Aires a Madrid. Será la primera vez que pise Europa, algo que anhelo desde hace muchos años, y nunca pude hacerlo.
Hoy estoy acá, llegó el momento y hay que aprovecharlo. Aunque me duela irme, aunque sea más cómodo quedarme donde conozco, aunque no me decida a viajar, me obligo a hacerlo, casi a la fuerza.
Europa, aquí voy. Espero que puedas conocer mi mejor faceta, y a su vez espero conocerme un poco más mientras te camine. Es la primera vez que viajo sólo, que tengo que decidir cada cosa por mi cuenta, y donde no queda más opción que apoyarme en mi mismo en cada paso que doy. Es muy difícil y me da bastante miedo. Tal vez porque aún estoy entrando en “modo viaje” y no gano la suficiente confianza como para inflar el pecho y decir "Acá estoy yo Europa, y vine a conocerte". Confío en que la timidez se irá diluyendo en el forzarme a ser, en el tener que resolverme hoy y ahora, en un lugar que no conozco, donde no puedo comunicarme más que en español, inglés y señas, y toda la creatividad posible que pueda aportar a eso. Ya vendrá la inflada de pecho, la seguridad, el aprender a caminar sólo. Y si no es hoy será mañana, y sino será pasado o cuando tenga que ser. Sólo hay que ser paciente y esperar, y mientras tanto disfrutar y dar lo mejor que tengamos para dar, y cuando menos lo esperemos, habrá dos alas grandes, ávidas de volar, que nos llevarán hasta donde más querramos ir, ya sea un lugar, un momento, una persona o lo que sea. Es infinito, sólo es cuestión de entrar en sintonía con uno mismo.
Vuelvo. Sigo esperando para embarcar. Creo que me senté en el lugar indicado. Hay una nenita llena de vida que no para de jugar, e invita a toda la familia que la acompaña. Ilumina todo el lugar, todas las caras largas de la gente las tranforma en sonrisa. Es ternura, gracia y alegría que se propagan y se contagía en todo el que la vea o la escuche.
Más allá, otra madre juega con su hijo que tendrá un año y medio. Le pica la panza con el dedo y el nene se mata de la risa. Sonrío, gracias a dios tengo un alma sensible. Hoy estuve triste conmigo y con la vida, pero hice el esfuerzo por estar acá, y empezar el viaje con lo que soy, aceptándome, aceptándolo. Y los nenes me transmiten felicidad. Y me doy cuenta que ellos son un modelo a seguir, yo quiero ser eso, quiero ser alegría e invitar y contagiar a todos. No se como se llega hasta a eso, no se si lo fuí, y si lo fuí siento que lo perdí ¿Por qué lo perdí? ¿Donde estás niño que fui?
Vuelvo. Llaman mi grupo de embarque. Respiro ondo, me levanto. Ya estoy en el baile. A viajar.
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